Siento tu calor junto a mí y es justo en ese momento, cuando empiezo a arder. Entonces me besas y veo como tu ropa cae al suelo. Siento la humedad de tu boca y el masaje de tu lengua y las caricias de tus manos. Estás desnuda, a mi lado y...
Entonces yo te besaré dejando que todos los animales que habitan en mi interior naveguen invadiendo todos tus sentidos. Te besaré tan bonito que atravesaré tu cielo con ternura y amor.
Me colaré, primero despacio y después sin miedo, con las yemas del final de mis ramas, sintiendo tus líquidos, resurgiendo con ellos y alimentándome de todo tu jardín. Escucharé tu voz, sonando entre nuestras colinas, tal y como tu pensaste que sonarían todos nuestros animales sueltos en el interior de nuestros cuerpos.
Nuestras voces resonarán una y otra vez, bajo ese cielo de colores donde todo es delicia. Entonces, en mitad de las dos colinas, lloverá y mojará todo el océano de sentimientos y emociones acumulados, después de una oleada de calor amontonados en la parte baja de nuestro vientre, que desea vivir una y otra vez, un final que acaba de empezar.
Llamaré al viento que sopla desde mi boca, lanzando una suave brisa sobre tus perfectas montañas situadas debajo de tu clavícula. Mi boca se paseará lentamente por la miel que desprende tu cuerpo, mientras mis manos ascienden y descienden por tus piernas, en busca de un monte que ansío tocar, descubrir y aprenderme con todo detalle. Recorreré cada una de sus rutas hasta aprendérmelo de memoria.
Mis caricias se mueren por sentir tu piel junto a mi, invadiendo con tu humedad cada parte de mi ser.
Quiero amarte sin noción del final y principio de los tic tac del reloj, mientras la brisa del mar nos desnuda con el sol, después de una noche llena de pasión. Quiero ser un constante navegante en las olas de tu cuerpo, donde meter mis anclas durante noches de paz y de tormenta, provocadas por la marea de mis besos.
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