Pereza decía, que con los pies fríos no se piensa bien, y menos aún, con el cuerpo helado. Así que, ahora que me has entrado por dentro, ten, por favor, cuidado con mi corazón.
Te llevaré el desayuno a la cama, contaremos estrellas mientras me acaricias la mano y nos tomamos una copa de vino, de ese bueno que a ti te gusta, mirando el cielo. Te daré muchos besos en la frente, en las manos, en los labios y en todos los lugares de tu cuerpo a los que pueda acceder; y nos reiremos a carcajadas una y otra vez, sin parar, a veces porque sí, y otras por culpa del vecino. Haremos el amor, tapadas si quieres, y recorreré tu espalda una y otra vez con las yemas de mis dedos y haré lo mismo con la forma de tus labios, hasta aprendérmelos de memoria... Incluso si quieres, te leeré miles de cosas dedicadas a ti antes de dormir.
Pero por favor, cuando cierres los ojos, asegúrate de que no corre ni pizca de aire entre tu cuerpo y el mío.
Bésame.
Pero tenme cerca. Que compartir tu calor no te va a dejar fría. Que va a valer la pena...
Vísteme con tu piel
Y cuida mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario